sábado, 12 de diciembre de 2009

Toda stories

Amanece en Toda muy temprano. Hoy es día de recogida de basura, y las bolsas se apilan en la calle protegidas por una malla. Es para que los cuervos no abran las bolsas, dicen, pero yo sigo pensando que sería más práctico poner contenedores.
Algún cuervo madrugador canta, o más bien bosteza. Son grandes, enormes. Prefiero no acercarme mucho por si me intentan sacar los ojos.


Unos pasos más allá se encuentra el río. Pequeño afluente del gran río que separa Saitama de Tokyo. Muchos pájaros blancos se reunen allí por las mañanas para desayunar. Es buffet libre, pueden comer peces hasta hartarse.


Parece que se nubla un poco. Esta mañana miré la predicción del tiempo, y anunciaba un 30% de posibilidades. Espero que hoy toque el 70% que implica no mojarme, pues no llevo paraguas.
Aunque tarde, las hojas de los árboles ya han decidido cambiar de imagen. Amarillas y rojas. Alrededor verdes. Hay muchos árboles de hoja perenne.

Unos pasos más y llego a la estación. Toda pierde ese aspecto de pequeño pueblecito y se torna en la ciudad que es. Mc Donalds, convinis, una parada de autobuses y de taxis.
Oigo la megafonía anunciando un tren local que llega pronto. Ya no me da tiempo a cogerlo. No importa, por las mañanas hay un tren cada cinco minutos.

He aprobado todos los examenes de la escuela, así que puedo permitirme ir sin prisa esta mañana. El año que viene toca mucho más japonés, y mucho más estudiar.

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