martes, 2 de febrero de 2010

Blanco como la nieve y el mochi

Ayer cayó la primera nevada del año. A mi personalmente no me gusta la nieve, y menos cuando se ponen a caer unos copos enormes de camino al curro. Aún así le hice fotos a la vuelta, que esto no se ve todos los días.
Comencemos por la nevada en Akabane.

Cuando nieva en diagonal, malo.

Afortunadamente Akabane está a dos estaciones de la mía, pero al llegar se veía que no iba a parar en bastante rato.

Empezando a cuajar en Toda.

Mis vecinos se lo habrán pasado pipa rascando nieve por la mañana.

La vista desde mi ventana. Mi cuerda de tender la ropa os saluda.

Tras poner la calefacción a tope, hacerme un ramen calentito para cenar y ponerme mi pijama -que abriga que no veas-, me fui a dormir bien calentita, sin pensar en la nieve de afuera.
Y amaneció.



Como tanta rasca no es buena para la salud, he decidido que me voy a tomar un té calentito, a ver si así se me recupera la garganta también, que la tengo fastidiadilla.

Amor eterno al té calentito.

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