jueves, 11 de marzo de 2010

La ley de Murphy

Dejadme citar esa gran fuente de sabiduría que es la ley de Murphy:

Si algo puede salir mal, saldrá mal.

Hoy servidora tenía que llegar a clase como cada mañana, pero hoy especialmente puntual, porque era la mañana entera de exámenes trimestrales. Este trimestre llevo el record de una asistencia del 100%, sin haber llegado tarde ni un solo día -en esta escuela si tu asistencia baja del 80% no te puedes examinar. Estrictillos que son-. Teniendo en cuenta que voy en la línea Saikyou, lo de no haber llegado tarde ni un día es impresionante -el trimestre pasado no tuve tanta suerte-.
Pues bien, la primera prueba del examen de hoy era el listening versión japonesa. Nos dijeron que si llegábamos tarde pondrían la cinta igualmente a las 9 con o sin nosotros, así que por si acaso decidí salir un poco antes de casa, no sea que el tren se vaya a parar un rato entre dos estaciones o algo.
Cuando llegué a la estación, en los carteles anunciaba que el tren que tenía que haber venido hace 15 minutos seguía sin dar señales de vida. El andén estaba lleno de gente como no lo había visto nunca -ni siquiera el día del tifón-. Ahí fue cuando los nervios comenzaron a atacarme peligrosamente. Mientras esperaba, finalmente con un retraso de unos 20 minutos llegó el tren... pero lleno hasta el punto de que era imposible meter a nadie más.
Así que tocó esperar al siguiente, que llegó igual.
Así que tocó esperar al siguiente, que llegó igual.
Así que... así que me empezó a dar un chungo de mala manera y Kazuki, que es mejor que yo manteniendo la calma, me dijo que llamara a la escuela, pero no estaba como para pensar en japonés correctamente, así que le di mi móvil para que llamara él.
Aunque explicó por teléfono lo que pasaba y que me iba a retrasar, no sabía con seguridad si iba a llegar a tiempo para el examen o no cuando por fín pudimos subir al tren.
Como el tren también aprovechó para pararse varias veces por el camino, ya supe fijo que iba a llegar tarde, así que mandé un mensaje a un compañero de clase para que le dijera a mi profesora lo que pasaba, y que me iba a retrasar, y que había llamado pero por si acaso.

Cuando por fín estaba en Shibuya, corriendo cuesta arriba hacia la escuela -tenía que ser cuesta arriba el camino de ida...-, me llegó un mensaje de mi compañero de clase, pero escrito por mi profesora, diciendo que no pasaba nada, y que avisara cuando fuera a llegar. Lo leí cuando estaba ya subiendo las escaleras hacia la clase.
Al final efectivamente, mi profesora me dio el papel del segundo examen -el de kanji-, y pude ponerme a hacerlo tranquilamente -bueno, mientras mi ritmo respiratorio volvía a la normalidad-. Una vez lo acabé y lo entregué, entonces puso el listening.
Menos mal, en serio, menudo alivio, con lo mal que lo había pasado a la ida...

Si el karma existe, aprobaré, aunque todavía me queda el examen de conversación de mañana. Me iré deseando suerte.

2 comentarios:

  1. Siempre pasan esas cosas cuando hay algo importante por el medio...sip. Seguro que te sale todo bien.
    Mucha suerte!

    Sarai

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  2. No falla la ley de Murphy...
    Gracias :)
    Por fín he acabado los exámenes, así que ya puedo relajarme un poco :D

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