Si me pidieran que describiera el clima de Japón con una sola palabra, creo que diría "humedad". No es que haya una humedad brutal todo el año, en invierno el aire se vuelve bastante seco, pero quitando eso, hay bastante. Especialmente en verano.
Yo, como madrileña, estaba acostumbrada al secano, y aunque el ambiente húmedo ha resultado la cura a los problemas de garganta que solía tener, y sea genial para la piel, tiene sus desventajas.
Una es tener el pelo encrespado constantemente, y otra, de la que voy a hablar en esta entrada, es el moho -kabi en japonés-.
Sale moho negro con facilidad en las partes de casa con un poco más de humedad de la cuenta, especialmente el baño. Como detalle curioso, los que conozcáis el manga Moyashimon, habréis visto la versión entrañable de los microorganismos que lo componen.
¡Hola! A partir de hoy voy a vivir en tu ducha con mis 4 billones de hermanos y hermanas.
Aunque dibujado así sea monín, en realidad da bastante asquete, así que hay que deshacerse de ello.
El producto más típico por estos lares para matar a estos bichos bien muertos se llama "Kabi Kiraa", es decir, Kabi Killer, o Mata Moho en español. Se trata de esto.
Decidí intentar hacerme una foto con él, y justo vino una ráfaga de viento que lo dejó todo muy glamouroso.
"Con Kabi Killer, el moho se va volando".
A la hora de usarlo, se rocían las zonas donde esté el problema intentando no aspirarlo, que huele fuertecillo, se esperan 5 minutillos y se retira con agua. La etiqueta de atrás recomienda llevar mascarilla, guantes de goma y gafas protectoras cuando se esté limpiando con el producto, pero yo suelo limitarme a aguantar la respiración e intentar no tocarlo directamente con las manos. Me gusta vivir al límite.